En sí misma, esta afirmación aparentemente banal y obvia es una verdad absoluta, porque es el error que la mayoría de nosotros y la mayoría de las empresas, grandes y pequeñas, cometemos todos los días.
Es el malentendido en el que todos caemos cuando hacemos las cosas improvisando o sin utilizar un método de trabajo preciso.
Por tanto, podemos afirmar que es mejor ser simplemente eficaz que maravillosamente eficiente.
Somos eficaces cuando nos concentramos en las pocas cosas que es importante y necesario hacer.
Recordemos los valiosos consejos de Greg McKeown en su libro Essentialist y el ejercicio que propongo en mi libro El árbol de las ventas en la página 49.
El esencialismo es una filosofía de vida que aboga por centrarse en lo que realmente importa, eliminar lo superfluo y dedicar tiempo y energía a actividades y relaciones esenciales y significativas.
En su libro, McKeown, sostiene que en la sociedad moderna nos enfrentamos a una sobrecarga de opciones, información y exigencias que puede llevarnos a una vida dispersa y sin propósito. Los esencialistas, en cambio, se centran en las pocas cosas que realmente importan e intentan eliminar todo lo que no contribuya a sus objetivos más importantes.
Decir «no»: el esencialista aprende a decir «no» a las oportunidades, proyectos y peticiones que no están en línea con sus objetivos principales. Reconoce que cada vez que dices «sí» a algo, estás diciendo «no» a otra cosa importante.
Paso 2 – Eliminar lo superfluo
Elimina lo superfluo: identifica y elimina las distracciones y actividades innecesarias que consumen tiempo y energía, lo que te permitirá centrarte con mayor claridad y eficacia en lo esencial.
Paso 3 – Ejecución
Establecer prioridades: el esencialista establece prioridades claras y se centra en las tareas más importantes que tienen mayor impacto en sus objetivos.
La importancia del tiempo para pensar y descansar: el esencialista aprecia el tiempo para pensar y descansar, consciente de que estas pausas pueden aumentar la creatividad y la eficacia a largo plazo.
Por lo tanto, somos eficientes cuando realizamos (esforzándonos al máximo) tareas que serán de poca o ninguna utilidad para el resultado final que queremos conseguir.
Este concepto podría resumirse simplemente diciendo: «Hacer lo correcto es mucho más importante que hacerlo bien». O mejor aún.
Aprende primero a hacer las cosas bien y luego a hacerlas cada vez mejor’.
Estas frases, también pronunciadas por Peter Ducker me ayudaron a centrarme en qué acciones efectivas hacen que un agente inmobiliario y una agencia inmobiliaria tengan éxito.
Al principio calculé más de 30, pero con el tiempo las resumí en 14 principales.
Las que en mis cursos identifico como las acciones inmobiliarias atómicas, y que divido en cuatro actividades principales: Localizar, Adquirir, Gestionar y Enseñar.
En localizar, hay centradas todas las acciones para encontrar nuevas «noticias» de mercado, cada día (de ventas y de compras).
Enseñar, que incluye concertar las citas de venta (propias o de tus colegas de la MLS), firmar reservas de compra e ir a la escritura pública ante notario.
Para que estas acciones sean efectivas, tendrás que dedicarles todo el tiempo necesario y ponerla en tu agenda diaria, de forma bien programada, como te indico con el día tipo de la página 9 de la agenda MYDARUMA.
En el libro El árbol de las ventas, encontrarás una explicación clara de las acciones y actividades eficaces en los capítulos 2 y 3.
Mientras que el capítulo de la eficiencia es el cuarto, vinculado a los objetivos, al sistema del Daruma y a la agenda MYDARUMA.
En conclusión, si trabajas de acuerdo al método de hacer lo correcto siendo existencialista y trabajando con objetivos claros, verás que con el tiempo te ayudará a ser cada vez más productivo y a estar satisfecho con tu trabajo y contigo mismo
