William James fue un brillante psicólogo del siglo XIX a quien debemos muchas ideas y descubrimientos sobre el hecho mismo de que nuestro cerebro está hecho de materia «plástica».
Él mismo explica este importante concepto de la siguiente manera: «Significa poseer una estructura lo bastante débil como para ceder bajo el peso de la presión, pero al mismo tiempo lo bastante fuerte, para lo que se necesita, como para resistir y no ceder a la vez».
La expresión «plasticidad» indica, por tanto, la capacidad del cerebro para modificar su estructura y sus conexiones en respuesta al aprendizaje, la experiencia y la adaptación al entorno.
A la misma conclusión llegó, años más tarde, un famoso cirujano plástico que observó que sus pacientes tenían que pasar un periodo de tiempo antes de aceptar definitivamente las características de su nuevo rostro.
Me refiero a Maxwuell Malts y su libro Psicocibernética, uno de mis favoritos, en el que explica exactamente cómo se producen estas etapas de cambio definitivo en nuestra mente.
https://blog.nellodangelo.com/2023/05/12/nosotros-tambien-somos-superheroes/Maltz nos dice que el cerebro humano funciona como un sistema cibernético que puede programarse para alcanzar los objetivos deseados a través de los canales de la imagen (autoimagen) y la visualización.
Estas conclusiones nos ayudan a comprender cómo nuestro cerebro necesita un tiempo mínimo de adaptación y ciertas capacidades antes de aceptar algo nuevo, por lo que no se trata de un cambio inmediato, sino de un proceso gradual de adaptación a algo que es totalmente nuevo para nosotros.
Que sean las dos primeras semanas, o exactamente 21 días, creo que no hay una gran diferencia y que puede variar mucho en función de la persona, la actividad y el objetivo concreto a conseguir.
Sí que puedo decirte, basándome en lo que he leído y estudiado, pero también en mi propia experiencia, que el cambio definitivo, o como lo define Tony Robbins, el estado de la metamorfosis siempre se produce por etapas y necesita un mínimo de dos semanas.
Durante este periodo inicial, el cerebro empieza a establecer conexiones neuronales relacionadas con esa actividad, lo que hace más probable que se mantenga el nuevo hábito.
El primer paso para abordar un cambio o un nuevo hábito tiene que ver con la mente y el proceso de toma de decisiones que siempre ocurre con el primer paso: tomar la decisión de querer lo que será, que dura sólo una fracción de segundo.
Es el famoso clic que oyes en tu mente.
El segundo paso es el reto de 15/21 días, en el que tienes que actuar de forma coherente y en línea con tu decisión. Es fundamental que durante esta fase lleves un seguimiento de todos tus progresos. Esto te ayudará a mantener la motivación y a ver los cambios que vas realizando. Probablemente habrá momentos en los que te resulte difícil mantener tu compromiso y ten en cuenta también que habrá días en los que te sientas más fuerte y capaz de seguir tus nuevos hábitos, y días en los que te sientas menos bien y quieras abandonar.
Estos son los momentos cruciales en los que realmente estás cambiando.
Acepta los retos de uno en uno, piensa en el presente e intenta superarlos, ya que el proceso de formación de nuevos hábitos es irregular.
(El crecimiento se produce a través de mejoras y momentos de estancamiento o cuando sientes que estás retrocediendo, pero es sólo una ilusión porque sigues creciendo y cambiando).
Precisamente en esos momentos, será importante que recuerdes por qué tomaste la decisión de cambiar en primer lugar.
El consejo que mejor funciona es anotar en un papel, por escrito, lo que quieres conseguir y adjuntar todos los beneficios que obtendrás de lo que estás haciendo. (También puedes adjuntar imágenes o fotos de tu recompensa final).
Lee en voz alta varias veces lo que has escrito: ¡siempre funciona!
Al mismo tiempo aprende a ser comprensivo contigo mismo y date pequeñas recompensas y momentos de descanso.
Y no olvides utilizar la clave del pensamiento positivo para ayudarte con tu AMP (libro Actitud Mental Positiva inmobiliaria).
Antes de continuar con el paso tres quería hacer una conexión importante entre todos estos conceptos y el esquema de 21 inmuebles y 21 días para fijar una reunión con tus clientes.
Todo lo que hemos dicho sobre el cerebro plástico, el aprendizaje y la mejora también se aplica a estas dos actividades inmobiliarias.
Fue a través del estudio de estos sistemas hace años que elaboré estos comportamientos inmobiliarios y las incorporé definitivamente al método operativo que usted está estudiando y aplicando hoy.
Estamos hablando del complejo esquema del radar inmobiliario, que a su vez está vinculado a la lista de 21 pisos y 21 clientes compradores de la agenda MYDARUMA.
Para no extenderme, te remito directamente a la lectura del capítulo 3 del libro El árbol de las ventas y a los esquemas que encontrarás cada 21 días en tu agenda MYDARUMA de Responsable.
La tercera fase es la de aprendizaje y dura hasta 90 días, durante los cuales irás perfeccionando poco a poco tus nuevos hábitos.
Una vez superado el periodo inicial de 21 días, siga practicando con regularidad el nuevo hábito. La repetición constante te ayudará a afianzarlo en tu rutina diaria. No olvides que nuestra mente necesita tiempo para construir estos nuevos patrones mentales (la mente plástica) en su interior y transformarlos en comportamientos.
La cuarta y última fase es la de los seis meses, en la que empezarás a dominar tu nuevo comportamiento y a perfeccionar tus nuevas habilidades.
En esta fase, los comportamientos se transforman en capacidades.
Este concepto también se estudia y explica en la Programación Neurolingüística con los niveles neurológicos de Robert Dilts.
También la mente con sus capacidades cognitivas funciona en síntesis como un músculo (aunque totalmente diferente) y necesita ser estimulada y entrenada constantemente.
Actividades como estudiar, leer, resolver problemas, adquirir nuevas habilidades a través del uso de la meditación y la respiración contribuyen a «entrenar» el cerebro.
Recuerda lo que decíamos en el artículo anterior sobre el significado positivo de la palabra obsesión y los beneficios que aporta cuando se aplica constantemente hasta el punto de convertirse en un «talento».
En resumen, se trata de ser constante y paciente contigo mismo mientras trabajas en el desarrollo de un nuevo hábito y como decíamos si encuentras dificultades en el camino, no te desanimes, respira, vuelve a intentarlo y continúa y si es necesario, vuelve a iniciar de cero.
Después de este periodo y hasta el día en que dejes de entrenar estas habilidades recién adquiridas seguirán creciendo y serás como un verdadero maestro de artes marciales, obligado a seguir entrenandote todos los días.
En el momento en que abandones, por desgraciadamente, retrocederás poco a poco, hasta perder la mayor parte de las habilidades adquiridas, pero no la fórmula con la que aprendiste a obtenerlas, que en cambio permanecerá dentro de ti para siempre, a tu disposición para volver a empezar cuando quieras.
Hay un último factor fundamental que no debes olvidar para que este proceso tenga éxito.
Tendrás que confiar no sólo en tu constancia, sino sobre todo en tu motivación.
La motivación es la verdadera fuerza motriz que impulsa a una persona a actuar y a perseguir incansablemente sus objetivos y hacer realidad sus sueños.
Comprender qué motiva a una persona puede ayudar a crear estrategias más eficaces para alcanzar el éxito y el bienestar personal.
Como dice Tony Robbins: «Un buen porqué mueve cualquier que» y no al revés.
Para conseguirlo, tendrás que asegurarte de que tus sueños y tus ambiciones sean siempre mayores que tus objetivos.
La motivación en la vida lo es todo, ¡sin ella no somos nada!