Círculos Virtuosos y Viciosos: Pensamiento Lento y Rápido, y la Reflexión del Daruma Day del mes de septiembre

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En nuestra vida cotidiana, a menudo nos vemos envueltos en dinámicas de círculos virtuosos o viciosos, dos fuerzas opuestas que pueden influir profundamente en nuestro camino hacia el éxito o el fracaso. Cuando estos conceptos se aplican al pensamiento lento y rápido, especialmente en el contexto del Daruma Day de septiembre, se convierten en poderosas herramientas para reflexionar sobre nuestro enfoque hacia los objetivos y sobre cómo gestionarlos con conciencia y método. La agenda MYDARUMA se presenta como una guía estratégica para romper estos ciclos, estimulando la mente y desafiándola de manera equilibrada.

El Pensamiento Lento y el Pensamiento Rápido: El Papel de los Círculos

Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel, exploró los conceptos de pensamiento lento y rápido como dos modos de funcionamiento de nuestro cerebro. El pensamiento rápido es instintivo, ágil y automático, mientras que el pensamiento lento es más reflexivo, analítico y metódico. Estos dos sistemas nos ayudan a tomar decisiones, pero también pueden generar círculos virtuosos o viciosos dependiendo de cómo se gestionen.

El Círculo Virtuoso del Pensamiento Lento

El pensamiento lento tiende a crear círculos virtuosos cuando se utiliza para fijar metas desafiantes, pero alcanzables. En este proceso, la mente se estimula para crecer, analizar y mejorar gradualmente. Cada paso hacia la meta genera mayor confianza y refuerza el ciclo positivo: un objetivo alcanzado conduce al deseo de mejorar aún más, creando un avance constante.

En el contexto del Daruma Day de septiembre, este es el momento perfecto para evaluar los objetivos fijados al inicio del año y decidir si es el momento de elevarlos a un nuevo nivel, rompiendo el antiguo círculo para crear uno nuevo y más ambicioso.

El Círculo Vicioso del Pensamiento Rápido

Por otro lado, el pensamiento rápido, si no se gestiona correctamente, puede atraparnos en un círculo vicioso. Las decisiones tomadas impulsivamente, sin la reflexión adecuada, pueden llevarnos a establecer metas poco realistas o a subestimar los desafíos. Esto crea una dinámica en la que el fracaso se repite, minando nuestra confianza. Cada objetivo no alcanzado refuerza la creencia de que no somos capaces, consolidando así una convicción negativa. Durante el Daruma Day, uno de los aspectos clave es romper este ciclo, reajustando los objetivos a algo más alcanzable para evitar que la mente se acostumbre al fracaso.

El Daruma Day de Septiembre y la Agenda MYDARUMA

El Daruma Day, en particular el de septiembre, es un momento crucial en el ciclo anual para controlar los objetivos. La simbología del Daruma, una figura japonesa que representa la perseverancia y la realización de los deseos, encaja perfectamente con la reflexión sobre el cumplimiento de las metas. El sistema de la agenda MYDARUMA es una herramienta práctica para seguir estos progresos, ofreciendo la oportunidad de realizar una revisión de los objetivos fijados para fin de año.

En esta fase del año, el objetivo principal es analizar si estamos en un círculo virtuoso o vicioso. Si estamos en un círculo virtuoso, podemos aprovechar el Daruma Day para desafiar aún más nuestra mente, elevando el listón de los objetivos y poniendo a prueba nuestras capacidades. De este modo, estimulamos nuestro pensamiento lento e invitamos a la mente a explorar nuevos horizontes.

Por el contrario, si hemos caído en un círculo vicioso, el Daruma Day es la ocasión ideal para ajustar los objetivos a un nivel más realista. En este caso, lo importante es no quedar atrapados en la trampa del fracaso continuo, sino aprender a romper el ciclo vicioso a través de la reflexión y la toma de conciencia. La mente necesita experimentar el éxito, incluso en pequeña escala, para desarrollar confianza en sí misma.

Romper el Círculo para Crear un Nuevo Objetivo

Romper un círculo, ya sea virtuoso o vicioso, es un acto fundamental para mantener nuestra mente activa y estimulada. La mente, de hecho, necesita alcanzar sus metas, pero al mismo tiempo debe ser desafiada. Cuando estamos atrapados en un círculo vicioso, donde seguimos fallando en nuestros intentos, debemos ser conscientes de la importancia de reajustar el objetivo a un nivel más manejable. Esto no es un signo de debilidad, sino de sabiduría, ya que permite a la mente experimentar el éxito y reforzar su confianza.

Por otro lado, incluso un círculo virtuoso puede volverse limitante si no se rompe. Si nos conformamos con metas fáciles de alcanzar, sin nunca ir más allá, nuestro crecimiento personal se detiene. Es por eso que, durante el Daruma Day, es igualmente importante identificar esos momentos en los que necesitamos elevar el nivel de nuestros desafíos, llevando a la mente a hacer más y explorar nuevas posibilidades.

Los Daños de Acostumbrar a la Mente al Fracaso

Uno de los errores más graves que podemos cometer es acostumbrar a nuestra mente al fracaso. Cuando repetidamente no alcanzamos nuestros objetivos, enviamos a nuestro cerebro un mensaje peligroso: que el fracaso es la norma y que no somos capaces de cambiar. Esto crea un círculo vicioso que no solo limita nuestro potencial, sino que daña profundamente nuestra autoestima.

La costumbre al fracaso nos impide experimentar esa sensación de gratificación que proviene del éxito, y sin esta gratificación, la motivación se desvanece. El riesgo es que nos acostumbremos a fijar metas poco realistas, con la certeza inconsciente de que nunca podremos alcanzarlas. El Daruma Day, por el contrario, representa una oportunidad para invertir esta tendencia, llevando a la mente a creer de nuevo en la posibilidad de éxito, a través de la reflexión y la autodisciplina.

El concepto de círculo virtuoso y vicioso está estrechamente ligado a nuestra forma de pensar y a nuestra capacidad para gestionar los objetivos.

El Daruma Day de septiembre, con el uso de la agenda MYDARUMA, ofrece un valioso momento de reflexión para evaluar dónde estamos y cómo podemos romper el ciclo actual, ya sea para desafiar a nuestra mente a hacer más o para reajustar el objetivo a una dimensión más alcanzable. En ambos casos, la mente necesita un éxito tangible para seguir creciendo, y la clave es encontrar el equilibrio adecuado entre desafío y realismo